Aquí, el paisaje imponente se funde con el silencio de la montaña, el viento fresco que recorre la viña y las aguas prístinas de un arroyo que nace entre las rocas. A lo largo del tiempo, los cerros han ido desintegrándose, formando suelos coluviales de origen ígneo en la base de la montaña, que se combinan con suelos de limo y materia orgánica alrededor del arroyo.
Este ecosistema extremo es el sustento de un viñedo donde cultivamos Malbec, Pinot Noir y Cabernet Franc, con los que elaboramos una colección de vinos que representan la máxima expresión de la fineza y elegancia de este terroir.